25 abril 2011

Diputado local exigirá castigo contra “prepotentes” militares

Faustino Soto, quien preside la Comisión de Gobierno, está furioso porque lo ningunearon cuando salía de la “Expo-cantina” de Tecpan

Hasta la borrachera se le bajó a Faustino Soto Ramos, cuando para evitar que le pasaran báscula en un puesto militar de revisión (retén), con toda la “humildad” que le caracteriza, le informó a los guachos que él trabaja como “gallón” en el Congreso del Estado, lo cual le costó ser revisado hasta por debajo de la lengua y en forma poco comedida.

Y es que le tocó toparse con un grupo de militares desvelados y hasta el gorro de que “cualquier hijo de vecina” trate de apantallarlos con sus influencias, reales o supuestas.

El propio Faustino Soto Ramos, quien para información de los desconfiados soldados, si trabaja en el Congreso local y hasta preside ahí la Comisión de Gobierno, relató en conferencia de prensa que el incidente que casi le, provoca “el diabetes” ocurrió a eso de las cinco de la mañana en Tecpan de Galeana…

Faustino salía de la Expo-Tecpan 2011 en compañía de su amigo el profesor Jesús Tapia “n”, y caminaban hacia un vehículo propiedad del diputado cuando militares que habían establecido ahí un puesto de revisión, para seguridad de los tecpanecos y los asistentes a la feria les marcaron el alto…

Les informaron que por cuestiones de seguridad serían sometidos a una revisión de rutina, lo mismo que la camioneta que estaban por abordar, a lo que ninguno se habría resistido, menos que nadie el diputado Soto, quien no sin antes felicitarlos por su atinada labor, sacó de entre sus ropas su “charola” y comedidamente les informó que él trabaja como ¡¡Presidente de la Comisión de Gobierno de la Honorable LIX Legislatura del Estado Libre y Soberano de Guerrero!!

El diputado jura que en ningún momento alzó la voz o intentó exigir que se respetara su fuero, pese a lo cual, alguno de los militares aquellos “malinterpretó” la actitud de Soto Ramos y se inició un altercado…

Y es que, ya ve como son los borrachos; unos tipos que de cerca observaban la escena, exigieron a gritos a los soldados pasarle báscula “al tipo ese que se dice diputado, pues viene igual que nosotros” y claro, Faustino habría respondido en tono molesto a los bocones aquellos.

En esas estaban cuando, de uno de los tres vehículos en que se movilizaban los soldados, descendió un hombre ataviado con playera negra y bermuda, que exigió le explicaran que estaba ocurriendo; los demás soldados se le cuadraron, lo que indica que era el mero mero del operativo.

Al ser informado lo que ocurría y quien era el personaje por el que se había iniciado el mitote, el “misterioso” comanche se dirigió a Soto Ramos pero cuando intentó dialogar con él, por alguna razón se hicieron de palabras y se mandaron mutuamente a la goma.

El militar concedió a Faustino “el beneficio de la duda”, le incautó su “charola” y otras identificaciones que dijo turnaría ante sus superiores para que estos determinaran lo conducente, pero lo dejó retirarse junto con su compañero el profesor Tapia.

Faustino Soto no quedó conforme y lo primero que hizo apenas amaneció, fue demostrar su falta de tacto político y diplomático, pues en lugar de hacer contacto con las autoridades castrenses en el Estado y tratar de que el asunto se resolviera sin que trascendiera el “relajito” en que se vio envuelto, no señor, lo que hizo fue llamar a sus “amigos” de la prensa para que lo defiendan…

Ya en la conferencia, el señor diputado aseguró ser víctima de la prepotencia de los militares, asegura que el hombre aquel de bermuda y playera, que comandaba el retén que lo interceptó, no solo le lanzó dos patadas y un puñetazo, sino que además disparó tres veces al aire para amedrentarlo -¡y lo logró!-.

Por todo ello, Faustino Soto presentará, dice, una queja ante la CODDEHUM y una denuncia formal ante la PGR, exigiendo castigo en contra de los agresivos soldados que “si a uno que es diputado lo tratan así, que no harán con cualquier hijo de vecina”, exclamó, filosófico, el diputado, que ahora ya sabe que no hay que ser prepotente con quienes, sin obligación alguna de reconocerlo de madrugada y en una feria-cantina, le pueden responder de igual forma.